sábado, 10 de diciembre de 2016

después del amor lo más dulce es el odio

Hace un mes, según tumblr, escribí lo que vendría siendo una carta de odio.
En diciembre del año pasado empecé a tener una serie de malas experiencias porque terminé involucrada en un triángulo amoroso... y salí muy decepcionada y lastimada. Fueron varias cosas. No negaría que él es un pendejo y que la ha cagado de múltiples manera y múltiples veces. Pero creo que si yo hubiera sido más fuerte no hubiera dejado que sus errores me afectaran tanto como lo hicieron.
Hoy, un año después, me siento diferente. Aún busco las palabras para describir la paz que viene después de la tormenta, cuando sabes que todo ya acabó y que sólo te queda superar los recuerdos/pensamientos horribles que te hacen recaer.

También experimenté la fuerte conexión que tienen el odio y el amor. Creo que el odio es amor destructivo, amor podrido y destructivo. Amor enfermo.



A quien corresponda (a la navaja que sólo sabe cortar sus propias venas):

Te estoy usando como excusa para no-sé-que. Excusa para estar triste, para escribir, para sentir. 
Sé que te valgo verga. Sé que siempre te valí verga. Ya me has mandado a la chingada de diferentes maneras. Parece que no entiendo o más bien que no me importa. Porque los motivos dejaron de existir hace mucho, pero el sentimiento sigue aquí.
Siempre, al momento de escribir(te) lo que me detenía era que se te subieran los humos. Sí, sí, wey. Estoy un poco (o tal vez un mucho) dolida, porque, wey, te lo dije, fuiste mi primera relación “””formal””” por lo tanto, fuiste la primera persona en herirme de verdad. Como si lo hubieras hecho a propósito, casi. No quería que pensaras que estaba enamorada de ti, que te amaba o esas cosas. Pues porque no. No me enamoré de ti, lejos estuve de estarlo. Y si te amé fue de una manera más… amistosa, aunque suene pendejo. 
¿Te acuerdas ese 26 de diciembre? Me preguntaste si creía que eras una mala persona. En ese entonces no creía que lo fueras, pensé que estabas confundido nomás. Wey, pero hay una diferencia entre estar confundido y ser un culero. 
Sólo un culero le hace creer a alguien que le quiere y que le importa cuando en realidad sólo está tratando de llenar un vacío. No tenías porque decirme que me querías, no tenías porque decirme que te importaba. Si me hubieras dicho desde el principio: “La neta me vales verga, sólo quiero alguien con quien distraerme de vez en cuando”, hubiera entendido perfecto y ahí se hubieran quedado las cosas. No feelings. Me hubiera ahorrado muchas dudas, muchas tristezas. Hubiera sido mejor. Hubiera, hubiera, hubiera.
Una vez te dije que siempre iba a haber una parte de mi que se arrepienta de haber terminado. No es verdad. Sí, fuiste importante. Pero algunas personas sólo son importantes en tu vida porque sirven como ejemplo de lo que hay que evitar.

Eres una mala persona.

 ¿Cuántas personas tienes que herir para que lo entiendas, para que hagas algo al respecto, para que realmente te importe? Güey, no te entiendo. Creo que nunca lo haré. Eres patético, no soy la única que lo piensa. 
No sabes ser sincero. No eres auténtico, no eres original. No eres honesto.
Hiciste todas las cosas que más me castran de alguien. Eres un cobarde y los cobardes omiten. Me omitiste bien cabrón. Sí hay algo que me cala hasta los putos huesos es la omisión. No hay nada peor. Y te odio por eso; no importa porque seguro yo también te tengo hasta la madre. 
Y ahora llegas después de casi un puto año de ignorarme por completo, de no existir, de ser invisible. Llegas con tu pendejo “espero no te moleste que te escriba” queriéndome usar como escudo para tu relación pitera. Que hueva, que puta hueva.
¿Por qué después de casi un año sigo jodiendo con esto? Ni yo sé, we. Si tú estás harto yo estoy peor, en serio. Al romperme el corazón liberaste una clase de monstruo enfermo maldito que ya tenía tiempo viviendo dentro. Es la única explicación que logro encontrar. Yo ya estaba jodida, sólo necesitaba un empujoncito para estar más loca, para convertir esto en una patología, para contaminarlo con mi puto trastorno mental. Es de lo único que siento debo disculparme. De ser una loca a la que cuesta trabajo continuar con su vida, porque #trastornosadictivos. 

Esta no es una carta de amor, más bien es un ¿enfrentamiento? No sé ni que es. Dudo que leas esto algún día y si lo lees dudo que te importe. Seguro ni siquiera llegaste al final. Da igual. Neta da igual. Sólo es el registro. El registro de las emociones más culeras que he sentido patrocinadas por J. F. Hernández Patiño.

No tengo nada que perder. Me vale verga lo que pienses. I needed to write this porque te odio.

El odio es una emoción fuerte.

Ya. Es todo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario