lunes, 22 de mayo de 2017

sad fritez

Ya no sé que inventarme.
Sueño con darte besitos temerosos y tocar tu carita.
Aaaaaaahhh.

quisiera que no te valiera verga todo
para poder verte en la escuela
quisiera que no vivieras en el norte
desearía no vivir en el sur

desearía que no le hablaras a mi ex
te quiero mucho
muy rápido

me siento invisible cuando no me ves.

y extraño tu voz.
no me gusta el sonido que haces cuando fumas.

tu pelo me recuerda al mío.

no sé si sentirme así sea bueno o malo.
por eso tengo miedo.
o tal vez me siento así
porque tengo miedo.

desearía no ser tan cobarde.

lunes, 13 de marzo de 2017

Feliz Cumpleaños, self-destruction machine.

Llevas dos putas décadas viviendo en este planeta. Es mucho, pero sigue pareciendo tan poco.

La música es fuerte. Es la tercera vez que ponen Nene Malo y aún así todos la siguen cantando con la misma emoción que al principio de la fiesta. 
La gente es bien parecida, borracha, alegre, rara, da miedo. Te encuentras con Nicolás Grindberg. Te han hablado de él desde que ibas en la secundaria, casi todas cosas malas. Te lo imaginabas más grande, pero sólo es un poco más alto que tú y tiene prácticamente tu edad. No recuerdo porqué terminó acercándose tanto a ti. Platicaron un buen rato, creías que te quería ligar, tal vez, que buscaba lo que todos en las fiestas, tenías ganas también pero te gusta esperar en las fiestas porque por innumerables razones es más conveniente. Le dices que sólo has oído cosas malas de él. Te pregunta quién y que te dijeron. No le dices porque estás peda, te da hueva acordarte y aunque lo recordaras no se lo dirías. Te dice que antes era un desmadre, que hace un chingo no salía de fiesta, algo sobre morras. La neta te vale madres. Te presenta a su amigo Egberto. Él te gusta más. Usa lentes, cabello largo oscuro, recogido en un chongo desordenado, carita jocosa y sonrojada, sonrisa de bebé. 
Lo que sigue te aburre. Nicolás Grindberg empieza a hablar de feminismo como todo un hombre (aunque puedo haber sido mucho peor) y te vas.

Das vueltas, vas a mojarte bajo la lluvia, en el muy bonito cesped que hay. Vuelves a la casa. Fumas, un hombre, cuyo nombre ya no recuerdas te pide un toque. Tiene los ojos inyectados en sangre y está muy ido. Te dice que estudia gastronomía, le dices que tú artes. Hablan, fuman. Se va. 
Te diriges a la parte de la barra, donde sólo hay botellas y latas vacías. Ya no queda nada de alcohol. Repites este recorrido en varias ocasiones a pesar de que sabes que ya no queda nada, ni siquiera agua. En esa parte de la casa hay un chico sentado. Está solo, se le ve fastidiado y triste. Guapo. Fuma un cigarro. Quieres acercarte pero no sabes como, así que sólo te sientas cerca de él, acompañándole solitariamente, no le miras, no le hablas. Él tampoco a ti.

Re-aparece Adrián. No es feo, pero hay algo en él que es muuy creepy. Te estuvo persiguiendo la mitad de la fiesta acercando de manera aterradora su cara a la tuya. Wey, que incómodo tener que mover tu jeta para no tocar la suya. La otra mitad se la pasó persiguiendo a tu hermana, sin saber que lo era y eso te pareció muy cagado y pendejo de su parte.

Se sienta a tu lado y hablan. Ya no recuerdas de qué y de todas maneras no importa. Lo único que tienes grabado es cuando te dijo que él creía que deberían besarse. Le preguntas por qué. "Creo que la pasaríamos bien" es lo único que recuerdas de una lista de razones que era más larga.
Se besan, no besa mal. Es cariñoso, como te gusta que sean, amable, te da tu tiempo y se toma el suyo. He's enjoying it and so are you.

Te pregunta si quieres ir a otro lado. Le dices que no (!!!!!!). 
Ya sabes como terminan esas situaciones, dices que sí, aunque realmente no tienes ganas, el wey sobre-excitado te toca desesperadamente por todas partes y te sientes incómoda pero no sabes como parar. Después te sientes horrible y culpable.

Sigues besando a Adrián, el de mirada de loco. Te trata gently. Ya no recordabas como se sentía que un vato te tocara con tanta seguridad y cuidado al mismo tiempo. Se separa de ti un momento para preguntarte tu nombre. Libertad. Hace su "reacción estúpida", esa que tienen todxs cuando oyen tu nombre.

Cada que besas a alguien nuevo no puedes evitar recordar la primera vez que lo hiciste con amor. Te gusta besar, y hay gente que lo hace muy bien. Pero siempre seguirás buscando esa sensación, esa capa de glitter que te calienta el alma y hace que las cosas estén menos mal.
Piensas en tus amores perdidos, en tu soledad. Estabas triste y lo mejor que haces cuando estás triste es fiestear.



sábado, 10 de diciembre de 2016

después del amor lo más dulce es el odio

Hace un mes, según tumblr, escribí lo que vendría siendo una carta de odio.
En diciembre del año pasado empecé a tener una serie de malas experiencias porque terminé involucrada en un triángulo amoroso... y salí muy decepcionada y lastimada. Fueron varias cosas. No negaría que él es un pendejo y que la ha cagado de múltiples manera y múltiples veces. Pero creo que si yo hubiera sido más fuerte no hubiera dejado que sus errores me afectaran tanto como lo hicieron.
Hoy, un año después, me siento diferente. Aún busco las palabras para describir la paz que viene después de la tormenta, cuando sabes que todo ya acabó y que sólo te queda superar los recuerdos/pensamientos horribles que te hacen recaer.

También experimenté la fuerte conexión que tienen el odio y el amor. Creo que el odio es amor destructivo, amor podrido y destructivo. Amor enfermo.

domingo, 20 de noviembre de 2016

2 proud 4 lov

Soñé que te besaba, otra vez. Soñé que soñaba que te besaba, también.
Lo más difícil de dejarte ir ha sido olvidar como me hacías sentir físicamente. O más bien como lograbas que mis emociones llegaran al punto físico. Como cuando nos encontramos en esa fiesta y yo traía un cuadro y una tacha encima. Y empecé a temblar cuando te vi, cual vil chihuahua.

Hacías que las manos me sudaran como en sauna. Hacías que mis labios temblaran cada vez que te sonreía. Activabas mi puto tic y te burlabas de él.

No sueño que te beso a ti. Pero es obvio que eres tú. Se siente igual, tan real. Tu lengua se mueve igual, tus labios se sienten igual.

No sé si te extraño, o si sólo extraño como me besabas y si sólo quiero que alguien me bese con amor. ¿Tú me besabas con amor? No sé. Tienes una habilidad para que todo lo que hagas parezca especial, aunque no lo sea, aunque sea nefasto. Nefastamente especial. Así eres tú.

Sólo me queda esperar a que alguien me bese mejor que tú.


viernes, 11 de diciembre de 2015

Vomité bilis en la mañana, antes de desayunar, y su sabor amargo me duró hasta pasado el mediodía.
Últimamente han sido días malos. Me acuerdo cuando le decía estas cosas a Rodrigo. No tengo ganas de hablar con nadie, y a pesar de eso he salido con mis amigos desde que terminé el semestre. Creo que ya automaticé la idea (que surgió de la experiencia) de que aislándome no me va mejor, ni me siento mejor.

Quiero cerrar todas mis redes sociales, como en segundo semestre.

No he hablado con la persona en cinco días. Cero comunicación.

Me siento triste.
Soy un fracaso en el amor y en las relaciones.

Me he estado drogando más que nunca y no me siento tan podrida. Tengo el mal presentimiento de que es por la depresión. Lo podrido emocional opaca a lo podrido físico.

Si algo aprendí de esto es que no es suficiente que dos personas se gusten mutuamente, o en el mejor de los casos, que se quieran. Nunca es suficiente.

No supe como manejarte, prdón.

Sabía que era buena idea esperar hasta diciembre, ya no voy a volver a dejar que una emoción intensa y pasajera me domine, lo prometo.

Ahora me quedé sin novio y sin disco.
Creo que sólo  me duele un poquito más haber perdido mi disco.

Buenas noches, por ahora.





martes, 3 de noviembre de 2015

Soñé con Rodrigo.

Por primera vez después de mil años.

Nos veíamos después de no habernos visto por tantísimo tiempo. Él tenía el pelo como lo tiene ahora. Había mucha gente alrededor moviéndose en una especie de frenesí que nosotros ignorábamos. No importaba lo que estaba pasando. Estábamos él y yo. Nada más.
Su mirada era dura. No recuerdo de que hablábamos.

 En una especie de inercia yo me acercaba para besarlo. Para cuando me hacía consciente de lo que estaba haciendo, él ya se había retirado del camino que a mi boca le faltaba recorrer para llegar a la suya. Tenía cara de disgusto.

"No me acordaba que yo te..."

No terminaba la frase, pero yo sabía lo que había querido decir. 

Me quedaba con el beso atorado en la boca e igualmente me retiraba con un desagrado infinito hacía él mientras pensaba lo mucho que se podía ir a la verga.

martes, 19 de mayo de 2015

Me pone muy feliz haberte podido hablar hoy. Como siempre, tú me haces muy feliz.
Espero poder despedirme el sábado.
 A veces, creo que sí te amo.